Por diversos motivos ha aumentado la figura del inversionista inmobiliario en Chile, en los últimos años, pero no solo con el perfil tradicional de aquella persona que compraba varias propiedades. El mayor crecimiento se ha dado en ciudadanos que adquieren una vivienda con el objetivo de arrendarla y tener un ingreso complementario.
Factores que han contribuido a esta tendencia son varios: necesidad de complementar jubilaciones de montos bajos y conveniencia de esta alternativa frente a otras formas de inversión.
Además hay que recordar que las tasas de interés han estado en niveles históricamente bajos, del orden de 3,1% a 20 años a tasa fija, en comparación -por ejemplo- con Perú (9%-10%) y Colombia (11%).
En conversación el Diario Concepción, el CEO de Inversión Fácil y Portal Inversionista, Cristián Lecaros, señaló que esta tendencia llegó para quedarse en Chile, ya que presenta importantes ventajas: se trata de una inversión sobre algo físico, que se puede ver y palpar. También, las propiedades se arriendan en UF, lo que protege al inversionista contra efectos inflacionarios.
1.- No se requiere el 100% del capital para poder invertir en una vivienda (una parte la aporta un banco).
2.- Tienen seguro de desgravamen, lo que implica que si fallece el inversionista queda pagada la inversión.
3.- Genera ingresos sin que sea necesaria la presencia física del propietario, ya que un corredor de propiedades puede hacerse cargo del cobro.
4.- Son ingresos que acompañan al dueño hasta la vejez, siendo a su vez bienes heredables.
5.- Si son propiedades de menos de 140 m2, por ley no pagan renta, por tanto son flujos que llegan directo al bolsillo sin tributar.
Según explicó Cristián Lecaros al Diario Concepción: “La persona compra con un 20% de pie, el banco le pone el otro 80% y toda la plusvalía es del propietario. Por ejemplo, si compro una propiedad a 1.000 UF, pongo 200 UF y esa propiedad sube a 1.500 UF, yo en el fondo me gané esas 500 UF y el banco puso las otras 800 UF, mientras yo sólo puse 200 UF”, destacó.
Las casas, en general, tienen más costos de mantención que un departamento. Por otro lado, un departamento se demanda más, sobre todo, en ciudades más grandes, por la cercanía a los polos de desarrollo y porque otorgan mayor seguridad.
La casa posibilita mayores facilidades de control del activo, ya que un departamento está sujeto a la ley de copropiedad y la comunidad es administrada por un tercero.
En definitiva, no existe una sola respuesta a esta pregunta. Todo dependerá de temas como cercanía a servicios, conectividad vial, clima del sector geográfico, perfil de a quién se le pretende arrendar, entre otros factores.
